¿Qué se considera adicción al móvil? Lo que opinan los expertos

Publicado el 17-11-2024 en: Psicología
El uso del teléfono móvil ha aumentado exponencialmente en los últimos años, sobre todo entre los más jóvenes, que lo perciben ya como una herramienta imprescindible para su socialización. Se considera que más del 50% de la población es adicta al móvil, el cual se ha convertido en nuestro compañero de vida, no sólo socialmente, sino también en el ámbito laboral, lúdico e incluso familiar. Está demostrado que un uso excesivo del móvil puede generar trastornos de diferente gravedad, entre los que se encuentran la ansiedad, irritabilidad o depresión, y un mal uso puede desembocar en adicción al juego e incluso en ideas suicidas.

Es cierto que para poder realizar un diagnóstico justo y preciso habría que analizar previamente el tipo de uso que cada persona le da a su teléfono móvil y no sólo el tiempo, ya que para muchos es también una herramienta funcional o de trabajo. Aún así, los expertos recomiendan que el tiempo diario de uso del móvil no debería exceder de dos horas para considerarse dentro de la normalidad. Entre dos y cinco horas comenzaría a ser preocupante, y a partir de cinco horas se consideraría nomofobia. El 50% de la población sufre adicción al móvil, la mayoría sin saberlo o querer admitirlo, y la cifra sube hasta el 81% entre los jóvenes, grupo de población que alcanza medias de consumo del móvil de siete horas al día, con casos extremos que pueden llegar a superar las quince horas.

La nomofobia representa el miedo irracional a estar sin teléfono móvil, ya sea por olvido/pérdida, prohibición o, simplemente, falta de batería. Según los expertos, se puede considerar uno de los grandes males del siglo XXI, y no es de extrañar, si tenemos en cuenta que más del 80% de la población mundial dispone ya de un smartphone. La palabra en nuestro idioma es un anglicismo del término “nomophobia” (“no-mobile-phone-phobia”), acuñado en 2009 en Reino Unido.

Si te sientes perdido o desesperado por no poder utilizar el móvil, quizá tengas nomofobia.

Uno de los grandes «atractivos» de los teléfonos inteligentes o smartphones, sobre todo entre la población más joven, es la inmediatez de acceso a las redes sociales. Ser adicto a esta forma de comunicación y socialización te convierte, casi inevitablemente, en adicto al móvil. Actualmente, un total de 5.037 millones de personas en todo el mundo están conectadas a alguna red social, lo que significa un 62% de la población mundial, siendo la aplicación más descargada Facebook, con 3.070 millones de usuarios, seguida de Youtube, con 2.500 millones. Otras plataformas, como Instagram, Tik Tok o Whatsapp, tienen también legiones de seguidores, enviándose a través de esta última 100.000 millones de mensajes al día, en todo el mundo. En España somos 39,7 millones (83,60%) los conectados a alguna red social, y 33 millones (70%) los usuarios de Whatsapp.

Redes sociales en tu bolsillo, el cebo de las grandes corporaciones tecnológicas.

Uno de los efectos más nocivos del mal uso del móvil es el abuso de las aplicaciones de juego online y apuestas deportivas, con datos demoledores. Un 50% de los jóvenes reconoce haber jugado al menos en una ocasión en el último año. Un 13,5% de ellos está en riesgo de ser ludópata, y un 3% acabará siéndolo. Detrás de esto, encontramos un sector de juego online que mueve, sólo en España, cerca de 10.000 millones de euros, lo que significa un 40% de todo lo que se juega, incluyendo loterías, ONCE, primitiva o quinielas.

La evolución del jugador consta de tres grandes fases. La primera sería la de las Ganancias, con la denominada “suerte del novato”. Ganar en las primeras apuestas provoca querer seguir jugando, una sobreestimulación y una falsa euforia. En la segunda, entramos en las Pérdidas, apostando más fuerte a causa de haber ganado previamente, lo que conlleva unas pérdidas más cuantiosas y ganas de seguir apostando para tratar de recuperar lo perdido. Y así, de esta manera, entramos en la última fase, la Desesperación, con la generación de deudas, rechazo social, reputación negativa, ansiedad y depresión.

Las apuestas en línea provocan adicciones al juego a una de cada diez personas de entre 18 y 25 años.

Las consecuencias del TJA (Trastorno de Juego y Apuestas) pueden ser, por un lado, Fisiológicas, con ansiedad, ataques cardíacos y depresión, y por otro, Sociales, con problemas en el trabajo, familia, amistades, pareja, deudas o estudios. Una situación que, con el tiempo, si no se trata con profesionales, puede desembocar en un problema insostenible. De hecho, el 50% de las personas que van a terapia para tratar su ludopatía reconocen haber tenido ideas suicidas, y un 20% lo ha intentado.

Según la American Psychological Association y la Organización Mundial de la Salud, la conducta del juego activa un sistema cerebral similar al de las drogas de abuso. Las personas con TJA presentan mayor tasa de depresión, bipolaridad o ideación suicida, y tienen cuatro veces más posibilidades de consumir tabaco, alcohol y drogas. Un 43% de los que la padecen presentan, al menos, trastorno de personalidad.

Los niños absorben los hábitos de sus padres por “aprendizaje vicario”, y si observan que utilizan el móvil constantemente, normalizan su uso como una herramienta más de su día a día. De hecho, así nos lo manifiestan ellos mismos en las charlas que llevamos a cabo en los centros escolares.

  • Predicar con el ejemplo: Minimizar lo máximo posible el uso del móvil en familia. Intentar no usarlo comiendo, viendo la tele, etc., y si lo hacemos por necesidad, evitar que sea en presencia de los hijos.
  • Parking de móviles: Al igual que dejamos las llaves al entrar a casa, dejamos igualmente el móvil, silenciando aplicaciones para que sólo suene si nos llaman. Al final, si es importante acabarán llamándonos.
  • Por las mañanas: Se recomienda no utilizar el móvil hasta después del aseo y el desayuno, y no más de 15 minutos.
  • Por las noches: No se debe utilizar el móvil en la cama y se recomienda apagarlo al menos una hora antes de acostarse. Si no tenemos despertador, dejamos el móvil dentro de un cajón (no a la vista) y lo ponemos en modo avión.
  • Nuestros hijos: No deberían comenzar a usar el móvil de forma autónoma hasta los trece años, como mínimo. Se recomienda negociar con ellos su uso, siempre inferior a dos horas diarias y tras alguna tarea pactada: deberes, arreglar la habitación, poner o quitar la mesa…
  • Control parental: Son aplicaciones de los dispositivos electrónicos, normalmente ubicadas en el apartado «Ajustes», que filtran los contenidos para ofrecer sólo los adecuados a las edades de los niños y adolescentes.
  • Salud digital: Igualmente, los móviles cuentan con herramientas que monitorizan su uso diario, pudiendo establecer un temporizador para controlar el uso de aquellas aplicaciones que utilizas más de lo que te gustaría.

Desde hace algunos meses, Inteligencia Activa cuenta con la Unidad de Atención Terapéutica en Trastornos de Juego y Apuestas (TJA), la cual ofrece a pacientes y familiares las herramientas necesarias para lograr el control de esta adicción, con una atención personalizada.

Licenciado en Psicología con doble mención especial en “Psicología de la Salud”, y en “Intervención Clínica en Trastornos Mentales y del Comportamiento”. Durante varios años ejerció como periodista en Radio Nacional de España (RTVE) y diario ABC. Responsable del equipo terapéutico del proyecto “Desconecta en el Camino”.

Gonzalo Soria Pastor es psicólogo colegiado en Atención en TJA y colaborador de Inteligencia Activa.

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